jueves, 26 de enero de 2012

Vivaldi y un huevo frito

Es muy tarde, ya cierran el bar
no queda nada abierto en toda la ciudad
la noche se consume y hay que irse a acostar
que ya va siendo hora de desayunar,
pero un buen amigo que siempre está ahí
me dice, ¡vamos hombre, cómo vas a ir a dormir
si la noche aún es joven, aún hay mucho que exprimir,
el jugo de esta luna aún no ha llegado a su fin,
fíjate cómo nos mira desde su cuarto creciente,
junto a esas dos estrellas es un rostro sonriente
que nos dice, no os vayáis, no me dejéis sola,
y antes de que cierren pedidme un wiski con cola!
y nos vamos los tres de fiesta que aún hay mucho que hacer,
que las noches no se acaban hasta el amanecer,
cuando se vaya la luna ya nos iremos los tres,
que no saldrá tan guapa hasta dentro de un mes.

Que si los mayas, que si los romanos,
la física cuántica o los americanos,
que no hay mejor carrera en la universidad
que tú y yo recorriendo las noches de la ciudad,
y aprendiendo de la vida, aprendiendo del instante,
solamente se avanza caminando hacia adelante, 
no agachemos la cabeza, que para eso estamos vivos,
los sueños no se cumplen solo por estar dormidos,
y juguemos con la acción, juguemos con las palabras,
hay demasiadas leyes para tener que acatarlas.
Creemos nuestra norma, rompamos estereotipos,
que no somos de nadie, somos de nosotros mismos.
Y ahora que se va la luna, que ya tiene sueño
y el sol pinta su reflejo poniendo luz en el cielo
iremos con él a casa y le haremos un retrato, 
con música de Vivaldi y un huevo frito en el plato.

Licencia Creative Commons
Vivaldi y un huevo frito por Carlos Huerta Mínguez se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.

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